Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://geraldjcre272291.blogdiloz.com/37263972/cómo-influyó-el-cabezazo-de-zidane-en-la-final